DIEZ PASOS PARA CREAR MEJORES SERMONES
 
DECIR – ENFOCAR – ORGANIZAR
 
Por David Christensen

Traducido por

Ana Leticia Santos

 

PASO n.° 1: ESCOJA UNA IDEA

El primer paso en una prédica expositiva es segmentar el libro bíblico en secciones. Cada segmento debe presentar un pensamiento completo. La predicación expositiva no se trata de una explicación versículo tras versículo, sino del enfoque de una idea. Puede comparar la división de párrafos en el Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland con traducciones a su idioma para establecer las ideas centrales de pensamiento, así como lo han manejado los editores. El objetivo es segmentar un pasaje grande de las Escrituras en varias ideas de pensamiento. Por lo general, la exposición versículo por versículo pierde la idea principal del autor en los detalles del texto. La exposición efectiva procura exponer las ideas originales de pensamiento del autor para que la audiencia reflexione a través del pasaje, según el propósito del autor del libro bíblico. Cada idea de pensamiento se convierte en el fundamento del sermón.

PASO n.° 2: HAGA UNA DIFERENCIACIÓN ENTRE LOS CONCEPTOS RELEVANTES Y LOS DETALLES

La Biblia tiene gran cantidad de conceptos e ideas. Posee tanto conceptos relevantes como detalles. Muchos predicadores se quedan en los detalles y dejan abandonados los conceptos relevantes de la Biblia. Cada pasaje está lleno de detalles. Muchas prédicas se concentran en los detalles y el problema es que cuando la congregación se va, se queda solo con buenos pensamientos, pero no con las verdades eternas que dan vida. ¿Cómo podemos predicar los conceptos relevantes en un pasaje? La clave es el “contexto”. La palabra “contexto” viene de dos palabras latinas que significan “un tejido completo”, esto indica que hablamos de enlaces de pensamiento que se tejen entre sí en nuestro pasaje, a medida que hacemos la relación con un contexto bíblico.  Los detalles están relacionados entre sí y somos nosotros quienes los tejemos, uno con otro, para predicar los conceptos relevantes. Tejemos los detalles entre los conceptos relevantes y así, vemos el propósito y el plan de la Biblia como un todo. El evangelio es el concepto relevante de la Biblia, por lo que nuestra predicación siempre debe enfocarse en el evangelio. El evangelio es más que un mensaje sobre cómo ser salvos. El evangelio son las buenas nuevas del reino de Dios. Cristo es el rey de su reino y Cristo es quien nos salva para su reino. El evangelio del reino es la idea general del evangelio, que a su vez, es el concepto relevante de la Biblia. La predicación que se enfoca en el evangelio es una predicación que se enfoca en la gracia. La predicación que se enfoca en el evangelio es una predicación que se enfoca en Cristo. Nuestras prédicas deben relacionar los detalles de nuestro pasaje con los conceptos relevantes del evangelio del reino de Cristo.

PASO n.° 3: PARMENEZCA EN LA ESTRUCTURA DEL PASAJE

El diagrama estructural es el camino que se traza con diferentes pistas estructurales sobre una idea de pensamiento. El objetivo es ver el pasaje y luego hacer un esbozo visual de las relaciones gramaticales de las oraciones, por medio de un diagrama de bloques. Un diagrama de bloques ayuda al expositor a visualizar la estructura del pasaje en la misma forma en la que un diagrama eléctrico ayuda a un electricista a visualizar el cableado de un dispositivo. En una idea, el expositor debe hacer una distinción entre las oraciones con mayor relevancia y las de detalle, lo cual constituye un proceso de interpretación que es base para el análisis estructural. Escriba cada oración o frase en una línea nueva del diagrama. Establezca el nivel de importancia para cada oración y colóquela a la derecha o la izquierda del diagrama según cómo decida interpretarla. Es muy probable que al realizar el diagrama tenga claras sus decisiones, y que las cambie a medida que explique el texto con detenimiento. No se canse en establecer decisiones de interpretación que le permitan organizar el pasaje de manera esquemática.

PASO n.° 4: DECLARE SU IDEA CENTRAL EN UNA ORACIÓN SIMPLE

En su forma más elemental, una idea (pensamiento) se compone de dos partes.  La oración tiene sujeto y complemento (predicado).  Cada idea debe incluir estos dos elementos, de lo contrario, deja de ser una idea completa. El sujeto siempre responde a la pregunta: “¿de qué estoy hablando?” Un ejemplo de esto es que podría querer tomar la oración como un sujeto. En ese caso, la respuesta a la pregunta anterior es lo que hablo acerca de la oración. El predicado siempre responde a la pregunta: “¿qué puedo mencionar acerca de aquello que estoy hablando?” Por ejemplo: “La oración alinea nuestros corazones con el corazón de Dios.” La segunda parte es la que explica el sujeto. Todos los sermones debieran tener una idea central. Una idea central posee un sujeto y un complemento. La idea central debiera decirse en un lenguaje contemporáneo, ya sea en primera o segunda persona, pero no en tercera persona. Cuando predicamos acerca de cómo la oración alinea nuestros corazones, no hablamos de cómo alinea el corazón de Pablo.

PASO n.° 5: ENFOQUE SU MENSAJE PARA LOGRAR SU PROPÓSITO.

El predicador se convierte en un puente entre el mundo y tiempo bíblico al mundo actual y de nuestra gente. El predicador pone en práctica las Escrituras a su vida y por medio de su vida, la pone en práctica a las vidas de otras personas en la actualidad. A esa puesta en práctica le llamamos personificación porque el predicador refuerza en él el mensaje de la Biblia. La Palabra de Dios se vuelve una realidad en el predicador. La Biblia es la fuente de las ideas para el sermón, pero la Biblia se pone en práctica por medio de los principios universales para las necesidades de las personas de este tiempo. El propósito debe centrarse en las necesidades que tiene la gente en la actualidad. El predicador estudia en el tiempo pasado para predicar en el tiempo presente. La clave de ello es la visión. Encontramos el propósito para el mensaje cuando las necesidades del pasaje se integran con las necesidades de las personas. Los propósitos específicos surgen de un pasaje y gente específica, a lo que también se limita. Dirigimos las Escrituras hacia las necesidades de las personas durante el sermón.

PASO n.° 6: ORGANICE EL MENSAJE DENTRO DE UN BOQUEJO.

A este punto del proceso ya estamos listos para darle forma al material en un sermón, tal como un escultor le da forma a la arcilla.  El material es el mismo, pero el talento artístico depende de la destreza del artista para darle forma a la materia prima.  Lo mismo sucede con la predicación.  Los predicadores pueden usar el mismo material, pero dependerá de ellos si su sermón es llano o apasionante.  Estos son los puntos que dan forma al sermón: 1. La idea central; 2. el propósito; y, 3. el bosquejo. Los puntos principales del bosquejo son como los huesos del sermón que dan forma al esqueleto donde se colocan los músculos.  Ya habrá tiempo para trabajar en agregar los músculos, pero ahora, nos enfocaremos en describir el texto en una forma esquemática.  Colocamos el diagrama estructural en un formato memorable. 

PASO n.° 7: IDENTIFIQUE LAS SEMEJANZAS EN LA VIDA CONTEMPORÁNEA

Las semejanzas de la vida contemporánea son las necesidades y las experiencias que atraviesan las personas en nuestra audiencia. Como dice el dicho: ¡El predicador se encarga de consolar al afligido y de confrontar al acomodado! Todas las veces que predicamos, la gente que nos escucha necesita consuelo. Sin embargo, ¡algunos necesitan confrontación! Para el predicador es fundamental conocer las necesidades que existen. Debemos conocer a nuestra audiencia para dar bien el mensaje. Interpretar a nuestra congregación es tan importante como interpretar nuestro texto. Como pastores, nuestras mañanas de domingo nos ayudan a observar a personas con historias de la vida real. En la congregación hay una mamá soltera con su hijo con discapacidad. Vemos a un esposo cuya compañera de vida falleció o a una mujer que perdió a su mamá el año pasado. También hay jóvenes que batallan con la tentación sexual. Sin importar si es una tentación homosexual o heterosexual, sigue siendo real. Hay una familia que escucha atenta y que a la vez lucha contra el cáncer. También asiste el hombre que perdió su trabajo. Llegan escépticos o cínicos que están cansados del mundo, el mismo mundo que nos reta a decir algo que les cambie la vida. Vemos a mujeres que pasan por dificultades adversas, secuelas de un divorcio complicado. A la iglesia también llega gente solitaria. Debemos pensar en todas estas personas, y en muchos otros, cuando preparamos nuestras prédicas. En ocasiones, las necesidades son abrumadoras, pero estas necesidades nos ayudan a identificar las semejanzas en la vida contemporánea, para nuestros sermones.

PASO n.° 8: PIENSE EN EJEMPLOS QUE ILUSTREN EL MENSAJE.

Las ilustraciones son como armas poderosas en el arsenal de un predicador. Sin embargo, lo más importante, es usarlas con propósito. Las ilustraciones no significan nada por sí solas. Las ilustraciones siempre deben dirigirse con un propósito. Si las ilustraciones llegan a ser el amo en lugar del siervo, podrían dañar el mensaje. Cuando usamos ilustraciones, buscamos que la verdad sea memorable, algo que se comprenda, que motive y que se ponga en práctica. Las ilustraciones no son ni buenas ni malas,  lo que pasa es que en ocasiones, las ilustraciones son buenas o malas para determinados momentos.  Forzar una ilustración para un sermón es como tratar de encajar cubos en un espacio cilíndrico. Las ilustraciones son ejemplos que tomamos de muchas fuentes, como la Biblia, nuestras experiencias, lecturas, sucesos, historias de otros y los ejemplos que hemos guardado en nuestra memoria. Deberíamos usar una gran variedad de ilustraciones que permitan frescura en nuestros mensajes y por ello, esas ilustraciones deben ser adecuadas a la idea. Un diamante deja de ser hermoso si se coloca sobre un engaste inadecuado y desagradable.  Así se compara una buena ilustración. 

PASO n.° 9: ESCRIBA SU CONCLUSIÓN PARA SABER DÓNDE DETENERSE.

La conclusión es el momento clímax del mensaje. Estas palabras son las últimas que resonarán en la audiencia, por lo que deben ser palabras poderosas.  Una buena conclusión ata el sermón como lo hace el hermoso listón que se ata alrededor de un obsequio especial. Debemos cerrar el mensaje que se ha dado y no presentar nada nuevo en la conclusión. Las buenas conclusiones llegan al corazón de quienes las oyen, de forma que cambien sus conductas sin manipularlos en ninguna forma. Las buenas conclusiones son cortas. Con base en principios prácticos, la conclusión no sobrepasa el 10 % de todo el mensaje. Las palabras finales de un sermón son esenciales para hagan eco en los oídos de quien las oye.  Siempre escriba las últimas dos oraciones.  Cuando las haya pronunciado, ¡TERMINE! Quienes se extienden demasiado para hablar, agotan a sus oyentes mucho antes de que agoten los puntos que desean expresar.

PASO n.° 10: ESCRIBA LA INTRODUCCIÓN PARA SABER CÓMO VA A EMPEZAR.

Y como punto final… ¡El último paso!  La razón por la que dejamos de último la introducción en el proceso es porque hasta el final sabemos con seguridad lo que estaremos presentando.  Las introducciones deben dar la presentación, pero al hablar mucho en la presentación se crea poca conexión con lo que viene después.  Cuando se prepara la introducción de último sabemos qué es lo que vamos a presentar. Las buenas introducciones captan la atención de la audiencia y a la vez, hacen conciencia sobre la necesidad que tienen. Las personas vienen a la iglesia con todo tipo de necesidades, heridas y deseo.  Cuando tocamos una necesidad existente, llegamos al fondo del corazón.  Una buena introducción despierta la mente para reflexionar en la necesidad o deseo que tiene se tiene. El Espíritu Santos fomenta esos deseos en nuestros corazones.  Si llegamos a tocar estas necesidades o deseos en los primero minutos, ellos escucharán. En la introducción deberíamos tocar una necesidad para luego presentar la Palabra de Dios con protagonismo, usando el mensaje como instrumento para enfocar la solución a esa necesidad.